Tan hermosa como una
mariposa,
pero igual de dotada
con la fealdad.
Te anunciaste, grácil
y vaporosa,
para con tu volar,
invocar la tempestad.
Dos alas tienes,
negras como las tinieblas,
iguales a dos soles que
danzaran al atardecer.
Creaste un desastre,
hiciste temblar las aguas,
despertaste a las
alimañas al amanecer.
Igual que una Monarca
obrarías,
si no pudieras volar
al anochecer.
Si quisieras ¡oh
reina! los hundirías
en una profunda fosa
de soledad.
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