domingo, 26 de enero de 2014

Concierto de esqueletos y letras

Se representa en el viejo teatro
un terrible concierto de esqueletos.
Del suelo nacen graves notas,
se despiertan los trombones
y al fuego caen los serafínes.

Julieta muere en un altar
y Dionisio arranca sus cabellos.
De una lámpara cuelga una víbora,
más reptil que humana,
más viva que Capuleto.

Brotan rosas del cielo,
caen a la tierra lágrimas rojas
que se cuelan por las grietas
y se pierden en el abismo
donde nadie podrá recogerlas.

Ofelia declama a Ofelia,
los espectros bailan alrededor
de un ídolo de barro
y los lirios aplauden
ante la magnífica actuación
del caótico verso.

Las palabras matan el tiempo
formando paradojas y alardeando de retórica.
Demonios de ónice envenenan el aire,
ilusiones y cantos de sirena reptan en los rincones
y una dama de nieve se contonea en el escenario.

Los labios del diablo susurran
algo que nadie comprende.
Besa a Lamia y confunde a Ondina,
convoca a las náyades
y llama a las aladas sílfides.
Interpreta el papel de las brujas
y, finalmente, vuelve a su ataúd.

No hay rima en el verso
ni música que el oído aprecie,
solo los delirios de un joven príncipe
que cree ver lo que no es posible ver.