Escucho en mi cabeza
un cautivador susurro
que vierte sobre mí
un oscuro deseo.
Veo en el inmenso lago
dos glaucos ojos
que suspendidos sobre él
reflejan un reprimido
y muy oscuro deseo.
Contemplo la belleza
de la auténtica deidad
y caigo absorto y de rodillas
ante el suicida deseo
de osar amarla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario